Virginia Bulacio

Photojournalist & Storyteller

 

"Rezo por vos", mi experiencia ante la visita del Papa Francisco

POR VIRGINIA BULACIO

 

Siempre me ha gustado tomar mi maleta y viajar, no importa la distancia siempre lo disfruto.

Sin embargo, esta vez fue diferente; al viajar con una misión, tu visión cambia. 

Y esto me sucedió cuando se presentó la oportunidad de viajar a Filadelfia, Pensilvania el 26 y 27 de septiembre, para ser voluntaria en el Encuentro Mundial de las Familias (World Meeting of Families) donde el invitado de honor fue Jorge Mario Bergoglio.

Durante esta celebración, el primer papa latinoamericano resaltó la importancia de fomentar la unión en las familias.

“Son gestos mínimos que uno aprende en el hogar” explicó Francisco durante la misa de clausura del Encuentro Mundial de las Familias el 27 de septiembre en el histórico Benjamín Franklin Parkway, en Filadelfia.

El papa Francisco en su papamóvil en Filadelfia. Foto: Virginia Bulacio, 2015. 

El papa Francisco en su papamóvil en Filadelfia. Foto: Virginia Bulacio, 2015. 

“Son gestos de familia que se pierden en el anonimato de la cotidianidad pero que hacen diferente cada jornada. Son gestos de madre, de abuela, de padre, de abuelo, de hijo, de hermanos. Son gestos de ternura, de cariño, de compasión. Son gestos del plato caliente de quien espera a cenar, del desayuno temprano del que sabe acompañar a madrugar. Son gestos de hogar” dijo el pontífice ante miles de personas que asistieron a su misa el domingo.

En diferentes áreas de la ciudad se encontraban grupos de voluntarios del Encuentro Mundial de las Familias quienes se encargaban de las preparaciones de primeros auxilios, ofrecer información a los visitantes del evento y orientarlos a su dirección correcta. Los capitanes de cada equipo de voluntarios supervisaban alrededor de cinco o más personas.

En el Aeropuerto Internacional de Filadelfia, más de 20 voluntarios estaban asignados a diferentes áreas de las terminales. Ellos se encargaban de ayudar a las personas que llegaban por primera vez a Filadelfia y que asistían al Festival de las Familias y a la misa que dió el papa al aire libre.

Mi equipo en particular formaba parte de voluntarios de Digital Diplomatic, quienes nos encargábamos de tomar fotos o video para las redes sociales durante el festival. También ayudábamos a las personas con traducciones en diferentes idiomas si tenían preguntas.

El capitán de nuestro equipo fue excepcional, aparte de guiarnos durante los eventos, nos llevó a conocer un poco la ciudad del “amor y de la hermandad”. Dependiendo de la zona, estábamos acompañados por soldados militares muy atentos y amables.

Gracias a los voluntarios que participaron en esta celebración de las familias, el evento transcurrió de manera exitosa.

Me emocionó saber que miles de personas viajaron de todas partes del mundo para formar parte de esta celebración. Una familia argentina viajó alrededor de 20.000 kilómetros (12,400 millas) en una camioneta Volkswagen de los años 80 para la visita papal.  Los Walker salieron de Buenos Aires, Argentina con sus hijos y atravesaron 13 países en 194 días. Una vez en Filadelfia, la afortunada familia recibió una llamada sorpresa del Vaticano para reunirse con el papa Francisco, quien les agradeció por haber hecho ese viaje para visitarlo y festejar a las familias.

Miles de voluntarios también llegaron de distintas partes del país.  

“Conocí a una mujer llamada Janice, ella llegó en tren desde Seattle, Washington”, dijo Theresa Casciato, quien viajó desde Pittsburgh, para unirse al equipo de voluntarios. Janice no es católica, pero dijo que le gustaba el papa y quería venir a verlo, mencionó Casciato.  

“Durante su visita, el papa mostró que se preocupa por nosotros. Él quiere que nos preocupemos por los demás y que nos tratemos todos con respeto”, recordó Casciato. “Él nos recuerda que todos tenemos la capacidad de hacer esto”.

Aparte de las diferentes culturas, situaciones económicas, orientaciones sexuales o edades entre los voluntarios, es inevitable mencionar el efecto que tuvo el “Papa del Pueblo”. 

Este es el efecto de Francisco: formar una familia humana respetándose mutuamente, regalando sonrisas y actuando con amor.

“El amor se manifiesta en pequeñas cosas, en la atención mínima a lo cotidiano que hace que la vida siempre tenga sabor a hogar”, dijo el jesuita argentino a las familias durante su misa de clausura el domingo. 

Durante la misa, decenas de sacerdotes, obispos y ministros de eucaristía distribuyeron entre la multitud hostias, o pan de comunión, que habían sido horneadas por un grupo de monjas en el Monasterio de Santa Clara en Langhorne.

Fue increíble ver como tantas personas de diferentes culturas y orígenes, se unieron en paz y en armonía para festejar a las familias.

Este evento me ayudó a comprender la importancia del amor y la unión en nuestras comunidades y nuestras sociedades. Hace falta amor y esperanza. Hace falta apoyarnos el uno al otro, hace falta tener compasión y escucharnos. 

Cuando hay amor y esperanza, todos cambian. Conocer a una nueva persona te cambia la vida, conocer su cultura, sus raíces, sus creencias y aceptarlas tal como son. Un cálido abrazo se transforma en una fuente de energía. Una sonrisa te cambia tu día.

La visita histórica del papa Francisco a Estados Unidos quedó grabada en los corazones de miles de personas, familias y voluntarios que viajamos a Filadelfia para unirnos a este acto de esperanza y de amor.

Visitando la Campana de la Libertad en Filadelfia. 

Visitando la Campana de la Libertad en Filadelfia. 

En su corta visita de dos días a Filadelfia, el papa Francisco impactó a creyentes y no creyentes y aun después de haber regresado al Vaticano continúa causando una revolución de la que nace una nueva generación en base del amor y la unión en nuestra familia de seres humanos.

Recordemos que ha sido el primer papa en hablar frente al Congreso de Estados Unidos. El papa argentino también se reunió con la comunidad hispana y otros inmigrantes en el Independence Hall, lugar donde proclamaron la Declaración de Independencia y la Constitución del país en Filadelfia, incluyendo dos principios básicos sobre los derechos fundamentales “libertad e igualdad”.

Al regresar a Los Ángeles, me di cuenta de lo esencial que es conocer y escuchar a otras personas. Entiendo que tenemos diferentes culturas, creencias y que quizás nunca nos pongamos de acuerdo.

Entiendo y acepto estas diferencias. La falta de comunicación esta causando problemas en nuestra sociedad. Aceptemos nuestras diferencias, respetémonos el uno al otro y hagamos ‘pequeñas cosas’ que marquen una gran diferencia. Llenemos de amor y esperanzas a nuestras comunidades. Al fin y al cabo, somos todos una ‘gran familia humana’.